Visita a Ciudad Pirita

Antes incluso de llegar, ya estaba deseando marcharme de aquel lugar: la ceniza volcánica había resultado peor de lo que me esperaba. Aparté por un momento la capucha de mi capa de viaje, sacudiéndome el pelo para librarme de la que había llegado hasta allí. La cosa esta parecía tener la capacidad de meterse por cualquier recoveco y yo ya estaba harto. Vi que varias personas me miraban con interés, en mi lucha contra la ceniza. Dediqué una vaga sonrisa a varios de ellos mientras me acomodaba de nuevo la capucha... y aseguraba el guante de mi mano izquierda, que ocultaba el símbolo de mi gremio.

El maestro Axel nos había estado advirtiendo, durante todo el viaje, de que la ciudad de Pirita era un lugar muy peligroso para nosotros; la ciudad Pirita albergaba al gremio de Ash Phoenix, uno de los gremios legales más grandes y poderosos... podría haber sido una buena oportunidad para probar sus habilidades, pero el maestro nos lo había dejado claro: debíamos ocultar nuestras identidades mientras permaneciésemos allí, pues su puesto en el Consejo de Era dependía de ello.

Me giré, asqueado, esperando a que el maestro Axel y el otro tipo, Belmord, apareciesen de una vez; estaba harto de apartarme la ceniza que se acumulaba sobre los hombros... y además esperaba tener la oportunidad de beber una de las famosas cervezas de Pirita antes de marcharnos:

- Siendo quien soy, no puedo permitirme venir a esta ciudad todos los días... así que hay que aprovechar - pensé, mientras oteaba el horizonte, expectante.

Llevaba ya varias horas dando vueltas por Ciudad Pirita. Las casas, los locales y la gente, todo se repetia una y otra vez ¿Como era posible? Esta era una importante mision para el Gremio y voy y me pierdo. Ni siquiera recordaba el lugar donde habiamos quedado en reunirnos. Ademas, para hacer el momento mas insoportable, la ceniza del maldito volcan se me posaba sobre mi pelo negro en forma de estrella y se me metia tras las gafas irritandome los ojos.

-¡¡Ooooohh...menudo problema!!- Dije llevandome la mano derecha a la cabeza para sacudir la ceniza de mi cabello.- Creo que ya pase por aqui antes...- Pienso cada vez mas deprimido.

De repente, tras estar un minuto observando a mi alrededor, mis ojos paran sobre una figura que se me hace familiar y que me hace rebosar de alegria.

-¡¡Clarke!! Por fin...¡¡¡Clarke!!- Grito casi llorando de alegria, mientras me acerco a Alex corriendo con los brazos levantados sobre la cabeza.

Seguía concentrado observando la puerta, cuando una voz me sacó de mi ensimismamiento. Al girarme vi a un tipo de pelo oscuro y peinado extravagante que se acercaba mientras gritaba mi nombre. Era Belmord, el otro miembro de nuestro grupo en la misión. Suspiré contrariado, deseando que hubiese sido el maestro Axel el primero en llegar, pero aún así me acerqué a él para que dejase de chillar; llamar la atención lo más mínimo por allí era peligroso.

- No hace falta que chilles, que te oigo - comenté sin dejar de mirar aquel pelo suyo.

Nunca me había gustado la gente extravagante... y el pelo de Belmord era tan... Me estremecí al pensar lo que diría la gente al verme a su lado y, disimuladamente, me aparté unos centímetros de él y le di la espalda, simulando que seguía esperando la llegada del maestro. Ojalá no tardase demasiado en llegar... estaba deseando perder aquel lugar de vista, sobretodo la molesta ceniza.

Podría ser considerado molesto y hasta tedioso pero en realidad era necesario e inevitable, su paso por Ciudad Pirita era un punto de "parada" obligatorio en sus intenciones de proseguir con lo que habían planeado, las instrucciones a sus compañeros ya habían sido dadas con antelación y explicadas con propiedad en anteriores reuniones, pero ya había llegado el momento de dejar las convesaciones teóricas a un lado y ponerse manos a la obra, había acordado reunirse en aquella ciudad no por algún gusto en particular sino mas bien por conveniencia, una ruta mas accecible para todos en ese momento. Axel no tenía pensado ir solo en aquella tarea, dos de sus "alumnos" mas destacados lo acompañarían en esa ocasión, uno nunca sabe con quien o con que se va a encontrar en ese tipo de misiones, tener algún tipo de respaldo siempre es recomendable, Axel lo tenía muy en cuenta.


Alex Clarke y Belmord seguramente ya estarían allí. Axel caminaba en las calles de la ciudad hacia el lugar acordado pensando en que "personalidad" usaría en aquella oportunidad, Axel, el hombre de las múltiples personalidades podía elegir la que quisiese para cualquier ocasión o circunstancia. Después de meditarlo un rato optó por tener un trato mas diplomático y cortes con el resto de personas, estabán en territorio hostil y no había razón para buscar problemas innecesarios. Que diferente era Ciudad Pirita a las Islas Prohibidas, hacía falta toda la vegetación y la naturaleza para sentirse totalmente a gusto, en cambio en ese lugar, las cenizas y el calor dominaban el paisaje.


Finalmente pudo divisar a sus compañeros, aparentemente ambos sentían la misma desazón de estar en aquella ciudad, recordando la reunión previa ambos habían manifestado su desagrado en escoger Pirita como su punto de encuentro y como lugar de inicio a su travesía. Se acercó tranquilamente a ellos esbozando una sonrisa. -Buenos días caballeros, es un gusto volverlos a ver...- les dijo y luego rapidamente les echó una mirada a ambos para verificar si habían cumplido con todo lo acordado. Todo parecía estar en orden. -No desesperen mis amigos, dentro de muy poco ya estaremos partiendo rumbo a lo que nos ha forzado a venir a esta ciudad... muy pronto seremos recompensados-. Aquellas palabras eran para motivarlos, la verdadera misión estaba a punto de comenzar.

La reaccion de Clarke no molesto para nada a Belmord, realmente era de esperar, pues sus personalidades eran totalmente opuestas. Belmord se quedo momentaneamente mirando con una gran sonrisa a Alex Clarke, como si no hubiera escuchado nada de lo que le habia dicho antes.

Entonces una voz conocida ,que les saludo educadamente, hizo que Belmord dejara de prestar atencion a Clarke y se centrara en el individuo que acababa de llegar. Se trataba de Axel Beauregard, Maestro del Gremio Deux Balles y la pieza clave de la mision, pues sin el no se podria llevar a cabo.

Belmord escucho atentamente todas y cada una de las instrucciones que les dio Axel.

-¡¡Oooohh!! Esto suena bien. ¿Abandonaremos por fin este lugar? La ceniza se me hace insoportable- Digo con tono entusiasmado dirigiendome a Axel.

Fue una suerte que el maestro Axel no tardara en llegar. No me apetecía quedarme mucho más tiempo a solas con Belmord, con su mirada incesante y su sonrisa divertida. No es que fuese a hacerle nada, toleraría su presencia como el maestro Axel confiaba en que hiciera, pero cuando antes perdiese de vista ese pelo de estrella... mejor.

Escuché con atención las palabras del maestro, comprobando con curiosidad que su personalidad parecía distinta a la de otras veces. La primera vez que lo conocí, el maestro Axel se presentó ante mí como un maníaco sin escrúpulos, dispuesto a matarme como no dijese lo que quería oír. Aquella faceta del maestro de Deux Ballés me impresionó tanto que, desde aquel momento, le guardo un profundo respeto... no, para que engañarnos, no es respeto: es terror.

Asentí brevemente y no pude evitar sonreír al oír la palabra "recompensa"; aquella misión empezaba a volverse interesante al fin. Aparté, por enésima vez, la ceniza que cubría mis hombros y dirigí una rápida mirada a Belmord, el cuál se mostraba contento de poder salir de allí. No pude fingir estar de acuerdo con aquellas palabras, y me giré hacía Axel mientras decía:

- Podemos irnos en cuanto estéis listo, maestro.

Sus compañeros estaban preparados, con solo ver sus rostros uno podía deducir que también estaban de lo mas entusiasmados. La promesa de futuras recompensas y premios seguramente habían jugado gran parte en la aparición de este sentimiento, totalmente comprensible por cierto. Sin embargo habría algo que quizas los entusiasmaría inclusive mas que riquezas o algún codiciado botín. Podrían tener la oportunidad de pelear con diversos oponentes, esperaba que sean fuertes para siquiera tener la sensación de estar en un entrenamiento o algo que les imponga algún reto.


Ambos habían expresado sus deseos de partir de aquel lugar, lo que no sabían era no irían tan lejos, la razón por la que tenían que entrar en Ciudad Pirita era porque era un paso obligado para llegar al lugar que si debían explorar y que daría el inicio a la mision propiamente, aquel lugar era el Bosque Ígneo. Ellos tomarían la entrada oeste para asi tratar de resolver el misterio que se daba por aquellos territorios.


- Yo llegue aquí listo, estimado Alex- le respondió con una sonrisa extrañísima y macabra, reflejando otra faceta de su personalidad, luego continuó - Ahora veo que ustedes también lo estan, por eso iremos de inmediato al Bosque Ígneo por la entrada ubicada al oeste; ese será el inicio de nuestra misión...ya saben que debemos estar preparados para todo, para pelear con quien sea necesario-. Axel sabía que la promesa de una batalla solo les daría mas energía para finalmente hacer lo que se habían propuesto. Proxima parada Bosque Ígneo.


[Off: Creo que ya terminamos aqui, el nuevo tema ya esta creado, les pido que vayan posteando yo entro después de ustedes xDDD]